sábado, 25 de agosto de 2007

"No te sientes en la ventana" de Andres Arango



El libro de los Hechos de los Apóstoles es fascinante en narrarnos las maravillas que Dios obraba en las primeras comunidades cristianas. Lucas, el autor de este libro nos presenta de una manera extraordinaria el moverse del Espíritu Santo en cada uno de las personas que se dejaban conducir por El. Uno de los principales personajes en el libro de los Hechos, es el apóst
ol Pablo, el cual siendo un terrible perseguidor de cristianos, después de experimentar un encuentro personal con Jesús en el camino a Damasco, empieza una nueva vida entregada por completo a proclamar la Buena Nueva. Pablo, un hombre lleno del Espíritu Santo realizó grandes prodigios en el nombre poderoso de Jesús.
En este artículo quiero concentrarme en un pasaje del libro de los Hechos, que nos narra una historia que parece graciosa, divertida, pero con una gran enseñanza espiritual para cada uno de nosotros. Aquí uno de los personajes de la historia es Pablo y el otro un joven llamado Eutico. Voy a ir contando poco a poco la historia junto con la enseñanza espiritual, pero el texto completo lo puedes encontrar en el libro de los Hechos de los Apóstoles capítulo 20, versículos 7 al 12.

Resulta que Pablo estaba compartiendo la Palabra de Dios, pero su predicación se alargó. Eutico estaba sentado en el borde de la ventana, el sueño lo venció y el joven se cayó del tercer piso donde estaban reunidos. Analizando la actitud de Eutico, resulta que él estaba sentado en la ventana, es decir estaba a ratos adentro de la casa y a ratos afuera. Seguramente en momentos que la conversación de Pablo estaba interesante lo escuchaba con atención, pero en otros momentos se distraía y miraba por la ventana qué estaba pasando afuera en la calle. Tal vez nosotros somos “Euticos” y “Euticas” que a ratos estamos bien felices escuchando a Dios y gozándonos en su mensaje de amor, pero en otros momentos estamos “felices” distraídos en los placeres pasajeros que nos presenta el mundo.

Este texto bíblico está lleno de profundos signos espirituales, dice que el cuarto donde estaban reunidos estaba lleno de lámparas, es decir había mucha luz, además estaban en la fracción del pan, expresión usada para referirse a la Eucaristía. Sabes en ese lugar estaba la Palabra y el Pan Vivo que es el mismo Jesús, nuestro Dios, nuestro Salvador, nuestro Señor. Y donde esta Jesús hay luz, trayendo gozo, alegría, paz y amor. Pero sabes era medianoche cuando Eutico se cayó, es decir, afuera estaba oscuro porque era de noche; así pasa cuando nos deleitamos en los placeres falsos del mundo, ahí afuera hay oscuridad, la cual trae, engaño, miedo, mentira, tristeza. Eutico unos momentos estaba en la luz y otros en la oscuridad. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Será que nos gusta sentarnos en la ventana como Eutico? ¿A ratos en la luz? ¿Y en otros en las tinieblas? ¿Sabes que le pasó a Eutico? se murió! porque cayó para afuera de la ventana y no para adentro. Hoy es nuestra decisión, si queremos seguir siendo tibios (Apocalipsis 3,16) y seguramente caeremos hacia afuera muertos como Eutico o por el contrario si tomamos hoy una decisión radical con la gracia del Espíritu Santo y entregamos nuestra vida por completo sin restricciones a nuestro amado Jesús.

Te imaginas el susto de Pablo, al ver que Eutico se cayó por la ventana. Pablo paró su discurso. Me lo imagino corriendo por las escaleras hasta abajo y ve a Eutico muerto. Pero Pablo con el poder de Jesús se acerca a él, lo toma en los brazos y lo resucita. Sabes, tal vez muchas veces estamos muertos, hoy hay muchas personas que parecen vivas pero interiormente están muertas, ¿Tal vez es ese tu caso? ¿Ya estas tirado muerto en el piso como Eutico por las muchas oscuridades del mundo que te han vencido? Sabes una cosa, Pablo resucitó a Eutico con el Poder de Jesús que está vivo.


Ese mismo Jesús hoy está en medio de nosotros, nuestro Dios no está muerto, está vivo!!!. Hoy Jesús te quiere resucitar, y al igual que al joven del evangelio te dice: “Joven, a ti te digo: levántate.” (Lucas 7,14) Jesús no quiere que estés tirado, al igual que el cadáver de Eutico, en el piso, El quiere darte vida y vida en abundancia (Juan 10,10). Déjate en este momento de tu vida abrazar por Jesús y El, que es la Vida, te resucitará. Al igual que las personas que vieron a Eutico vivo se consolaron, así también la alegría de una vida nueva para ti, será gozo para muchas personas que te rodean, tu familia, tus amigos los cuales a través de ti conocerán el poder amoroso de Jesús.


Finalmente, no te sientes más en el borde de la ventana. Siéntate siempre en la presencia del Amor de los amores. No tengas miedo, entrega tu vida por completo a Jesús. Caminemos en la Luz que es el mismo Cristo y no en las tinieblas, así vamos a poder disfrutar desde ahora la vida plena y no las pequeñeces que nos presenta el mundo. Vivamos en la Palabra que es el mismo Jesús y participemos de lleno con todo nuestro corazón en la fracción del pan, el gran regalo de la Eucaristía, tal como lo hizo Pablo y seguramente Eutico también después de su resurrección y veremos como nuestra vida estará llena del amor, gozo y paz que solamente nuestro amado Jesús sabe dar.

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