sábado, 29 de septiembre de 2012

Los Angeles



Oh, Santos Arcángeles Miguel,
Gabriel y Rafael: ¿Quien soy
yo, para poderos siquiera
imaginar? ¡Nadie soy!, eternos
custodios del Dios de la vida,
que os entregáis a su exclusivo
servicio y eterna adoración.

Sois vosotros, los que acompañáis
a Dios, desde el momento mismo
de la creación y los pasos seguís
del hombre por Él, creado ¿Cuántos
mensajes de Él, para su pueblo? :
A cada instante y a cada nada.
¡El tiempo todo! y el más grande
de todos ellos, el de María Santa.

¿Quién como Dios?,
San Miguel Arcángel.
Dios es mi protector,
San Gabriel Arcángel.
Medicina de Dios,
San Rafael Arcángel.

Oh, tres Guardianes Santos
San Miguel Arcángel
San Gabriel Arcángel
San Rafael Arcángel
¡Abrid los corazones de los hombres!
Oh, Santos Custodios Arcángeles.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Indice General


Hola, a manera que esto tenga mas orden les dejo un indice general para que sea mas fácil ubicar algún tema de interés en particular, a pesar que están numerados los temas no necesariamente se tienen que leer en ese orden. 

Recuerden que cada tema esta con sus hipervínculos al texto bíblico, no son temas sacados de la imaginación ni mucho menos, en cada post ustedes podrán darle clic en donde esta la referencia bíblica y se abrirá una pestaña o ventana a esa cita de la Biblia del Vaticano 

lunes, 18 de julio de 2011

56.- Comunión de los santos, Ap 19:1-11

56.- Comunión de los santos, Ap 19:1-11





El capitulo 19 del Apocalipsis hace una lectura teológica del anterior. El autor ve en la caída del imperio romano una manifestación gloriosa de la justicia y el poder de Dios, y escucha una canto de gratitud que progresa hasta el gran final. El regocijo empieza en el cielo ( AP 19:1-4), sigue entre los servidores fieles (v. 5) y termina con una alegría general por “las bodas del Cordero”, quien controla el rumbo de la historia (vv. 6-11)


Este texto muestra la unión entre la iglesia celeste y la terrestre. Jesús glorificado une a todos los creyentes, vivos y difuntos, en un abrazo fraterno que proclamamos al profesar el Credo: “Creo en la comunión de los santos”.

Los cristianos que peregrinamos en la tierra, los que se purifican después de morir y los que gozan de Dios: “ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo; si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor” (Rom 14:7-8).

Nuestros actos de amor benefician a todos en una solidaridad universal, y nos convierten en la esposa del Cordero (Cristo) engalanada con buenas acciones ( Ap 19:8).

Esta unión con la iglesia celestial y Cristo la vivimos especialmente en la celebración fraterna y alegre de la Eucaristía. El Padre se complace en ver a su familia completa -vivos y difuntos- amándonos e intercediendo unos por otros. En la misa, cuando profeses el Credo y ores por los fieles vivos y difuntos, recuerda esto: te sentirás revitalizado/a como miembro de la iglesia peregrina en la tierra.