jueves, 30 de agosto de 2007

36.- Reunidos en el más grandioso banquete


36.- Reunidos en el más grandioso banquete, Lc 22:14-23




Lee Lucas 22:14-20. Jesús instituyo la Eucaristía cuando celebró la cena pascual con sus discípulos la noche antes de morir, como memorial adelantado de su muerte y resurrección, dando así plenitud al significado de la pascua judía. Ver “la pascua judía y la pascua cristiana”, Ex 12:33-51, y “la Eucaristía, un memorial a celebrar con dignidad”, 1 Cor 23-26


La palabra Eucaristía quiere decir, “acción de gracias”. Los católicos celebramos el sacramento de la Eucaristía reunidos alrededor de la mesa, el altar, para revivir la pascua del Señor con alegría y gozo, y darle gracias por la vida nueva que nos da. Este sacramento es la fuente y la cima de toda vida cristiana.

A la Eucaristía la llamamos “misa” porque nos alimenta para cumplir nuestra misión. Al celebrarla, leemos nuestra historia como pueblo de Dios, recordamos los grandes prodigios que han hecho por nosotros y escuchamos su llamado a corresponder a su amor. Ofrecemos el pan y el vino, que se convertirán en el cuerpo y sangre del Señor, entregados en sacrificio para salvación de la humanidad. Nos acercamos al banquete para compartir con la comunidad el pan y la copa de vida que Jesús nos ofrece.




Cuando faltamos a la mesa del sacrificio y celebración y no debilitamos espiritualmente no recibimos las bendiciones y fuerza que nos da la Eucaristía. También sufre la comunidad cristiana y la sociedad, porque al no alimentarnos de Cristo es más difícil que cumplamos nuestra misión.


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