lunes, 18 de julio de 2011

55.- Alivio y fortaleza para los enfermos, Sant 5:14-16

55.- Alivio y fortaleza para los enfermos, Sant 5:14-16




Como Jesús, los católicos no vemos a los enfermos como individuos de segunda categoría ni como pecadores castigados por Dios. Cuidarlos y rezar por ellos es un signo de solidaridad fraterna, en el que Dios se hace presente y palpable a través del amor que les damos. En casos de gravedad o de edad avanzada, la iglesia concede el sacramento de la Unción de los enfermos, que celebra el poder de sanacion de Dios, como lo proclama Santiago (5:15).

La gracia primera de este sacramento es una gracia de consuelo, de paz y de animo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejes. Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente tentación de desaliento y angustia ante la muerte.

El sacerdote, acompañado por miembros de la comunidad, unge la frente y las manos del enfermo, como signo del poder y el amor de Dios, pronunciando estas palabras “por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”.

Este sacramento revive el misterio pascual de Cristo, su muerte y resurrección, celebra la nueva vida a través de la muerte.

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