Desde la época de los apóstoles, la iglesia ha considerado esencial transmitir una “sana enseñanza” que no distorsione la fe y el amor que se encuentran en Jesús (2 Tim1:13-14). En la vigilancia de esta doctrina sana, la iglesia es asistida por el Espíritu Santo que habita en ella.
Al realizar este esfuerzo,
En tercer lugar usa la razón, pues si nuestra razón no fuera compatible con Dios y lo que el no revela y comunica, no podríamos entender su voluntad. El Magisterio de
El deseo constante de Jesús era hacer la voluntad de Dios. Así la iglesia se esfuerza por entender y cumplir la voluntad de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario