domingo, 9 de septiembre de 2007

38.- Jesús, pan de vida para el mundo


38.- Jesús, pan de vida para el mundo, Jn 6: 22-59


Juan presenta dos discursos con los que Jesús ayuda a interpretar el digno de la multiplicación de los panes y los peces ( Jn 6:1-15). Lee Juan 6:35-40, 51-59. Observa como Jesús se define a si mismo diciendo “Yo soy el pan de vida”, y nos promete: “El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mi y yo en él”.


Nuestra vida es un camino hacia Dios, que recorremos fortalecidos con el mismo Cristo que se quedó con nosotros en este pan. Sólo así tenemos la fuerza para cumplir su gran mandamiento: “Como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros” (13:34)


Los católicos damos gran importancia a estas enseñanzas de Jesús. Por eso la iglesia celebra el sacramento de la Eucaristía diariamente en todo el mundo, y esta constituye el centro y cúspide de nuestra vida cristiana. También es la razón por la que la iglesia nos pide que, siempre que sea posible, participemos en la misa dominical y recibamos la comunión.

La adoración al Santísimo Sacramento y las visitas que hacemos a Jesús en el sagrario fundamentan y fortalecen a la vez nuestra fe en Jesús presente en el pan consagrado.


Y, cuando estas dos prácticas no son factibles, los católicos recurrimos a la “comunión espiritual”, mediante la cual pedimos a Jesús que nutra y fortalezca nuestra vida con su presencia en nosotros.

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